domingo, 31 de agosto de 2008

articulo de La República del 31/8/08

Domingo, 31 de agosto, 2008 - AÑO 9 - Nro.3015
Archivos. Reclaman que se desclasifiquen archivos sobre Elena y Tota en el Ministerio del Interior

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    Caso Quinteros: pedirán que sea excluido de la Ley de Caducidad
    Pedido de condena a 30 años de cárcel por desaparición forzada sobre ex canciller Blanco abre nueva etapa. Actual interpretación de la ley excluye casos cometidos en territorio extranjero. Siguen sin desclasificarse archivos de la DNII.
    Roger Rodríguez
    La maestra Elena Quinteros. El fundamento de la petición es que el delito fue cometido en territorio extranjero (Embajada de Venezuela)
    El abogado Pablo Chargoñia, en representación de la secretaría de Derechos Humanos del PIT-CNT, denunciante del secuestro y desaparición de la maestra Elena Quinteros en 1976, pedirá a la Justicia y al Poder Ejecutivo que el caso sea excluido de la Ley de Caducidad, ya que ocurrió en el territorio extranjero de la Embajada de Venezuela.
    La nueva solicitud en el largo camino judicial de la causa Quinteros se interpondrá luego del pronunciamiento de la fiscal Mirtha Guianze, quien solicitó una condena de 20 años de cárcel para el ex canciller Juan Carlos Blanco por un delito de desaparición forzada de personas, en aplicación de la incorporada jurisprudencia internacional.
    La acusación del ministerio público abre una nueva etapa en la causa judicial iniciada el 27 de febrero de 1985 por el entonces diputado Nelson Lorenzo Rovira, ya que en la interpretación de la Ley 15.848 que realiza el actual Poder Ejecutivo no son incluidos en la norma los casos de delitos cometidos en territorio extranjero.
    La maestra Elena Quinteros fue secuestrada de los jardines de la Embajada de Venezuela en Montevideo el 26 de junio de 1976, en un operativo represivo de la dictadura en el que participaron funcionarios policiales, del Ejército y de la Marina, debido al cual el Estado venezolano rompió relaciones diplomáticas con Uruguay.

    Ocultamiento de pruebas
    Los denunciantes también reclamarán que se desarchive la documentación que sobre Elena Quinteros y su madre Tota Quinteros hay en la Dirección Nacional de Información e Inteligencia (DNII) de la Policía, cuya existencia había sido negada en democracia, y que se indaguen las responsabilidades por su ocultamiento.
    Los archivos de inteligencia policial habían sido solicitados originalmente por el propio Lorenzo Rovira, representado por el abogado José Luis Baumgartner, luego de que el presidente Julio María Sanguinetti amparara el caso Quinteros en la Ley de Caducidad y ordenara cumplir el artículo 4º de la Ley 15.848 el 4 de agosto de 1987.
    Sin embargo, el 9 de octubre de 1987, el informante del Ministerio del Interior, doctor Roberto Moreira Piegas, concluyó que "de la exhaustiva averiguación realizada no surgen indicios probatorios de que en el infausto hecho que causó la denuncia haya tenido participación las dependencias del Ministerio del Interior" (sic).
    La engañosa respuesta, similar a la de los "informes" que por entonces realizaba el fiscal militar José Sambucetti en nombre del Ministerio de Defensa, fue denunciada el 25 de junio de 1990 ante el ministro Juan Andrés Ramírez del gobierno de Luis Alberto Lacalle, quien tampoco reconoció la existencia de los archivos sobre el caso Quinteros.

    Una mentira de Estado
    Sin embargo, durante el gobierno de Jorge Batlle, la Comisión para la Paz (Comipaz) admitió en su informe público que en el caso del secuestro actuaron funcionarios militares y policiales, lo que constituyó el primer reconocimiento oficial del Estado uruguayo de su participación en la desaparición, negada durante treinta años.
    El propio asesor presidencial, Carlos Ramela Regules, llegó a declarar el 9 de mayo de 2003 ante el Juzgado de Primer Turno, que habían concluido que Elena Quinteros estuvo detenida en el Batallón 13 de Infantería porque "fuentes militares reconocieron expresamente haber participado en ese operativo".
    Ramela Regules agregó en la ocasión que "para aceptar que la persona retirada de la embajada era Elena Quinteros (...) se basó fundamentalmente en los testimonios de fuentes policiales y militares", y agregó que esas fuentes le dijeron que la maestra fue asesinada entre el 1º y el 5 de noviembre de 1976.
    La contradicción entre el informe de la Comipaz y la respuesta que dieron Sanguinetti, su secretario Miguel Semino, su ministro del Interior, Antonio Marchesano, y el director general de Secretaría, doctor Jaime Ruben Spolinski, como las autoridades del gobierno de Lacalle, implicarían una nueva mentira de Estado.

    Los archivos Quinteros
    La existencia de archivos sobre el caso Quinteros en la DNII fue finalmente reconocida el 27 de diciembre de 2006, durante la gestión del doctor José Díaz, quien autorizó a los denunciantes a requerir los archivos que la dependencia de inteligencia tuviera sobre Elena y su madre, Tota Quinteros, quien también fue vigilada por los servicios.
    Pero cuando se hicieron los trámites respectivos, recibieron una nota fechada el 18 de noviembre de 2006 del encargado del Departamento III de la DNII, quien comunicaba que existía documentación sobre Quinteros pero sólo estaba a disposición si mediaba una autorización judicial al peticionante.
    El 14 de agosto de 2008, esa autorización fue solicitada por los denunciantes al juez penal Juan Carlos Fernández Lecchini, quien instruye la causa, en el entendido de que la información existente en los archivos de la DNII puede ser ahora fundamental para el esclarecimiento del caso.
    Si el juez Fernández Lecchini admite la solicitud, la causa podría derivar finalmente hacia la búsqueda de sus restos. Una indagatoria que ya ha comenzado en otros casos de desaparecidos y que implicaría la citación de militares y policías implicados en el caso. En tanto, la maestra Elena Quinteros sigue desapareciendo.

    EL SECUESTRO
    El 26 de junio de 1976, la maestra Elena Quinteros fue detenida de su domicilio en Ramón Massini 3044, de la ciudad de Montevideo, Uruguay, por los servicios de seguridad de la dictadura uruguaya. El 28 de junio de 1976, a las 10 y 20 de la mañana, fue trasladada a las cercanías de Bulevar Artigas y Rivera para que entablara un supuesto "contacto" mientras era vigilada por integrantes de los servicios de seguridad. Elena Quinteros había inventado el "contacto" para intentar su asilo en la embajada de Venezuela, a donde logró ingresar y pedir asilo político.
    Sin embargo, las fuerzas de seguridad que la vigilaban entraron a la fuerza a la sede diplomática y tras golpear a funcionarios venezolanos la secuestraron. Desde entonces, Elena Quinteros está desaparecida. Fueron testigos del secuestro del interior de la sede diplomática el embajador de Venezuela, Dr. Julio Ramos, otros funcionarios de la embajada y algunos exiliados uruguayos que se encontraban asilados en dicha embajada. En el operativo participaron los policías Ruben "Cacho" Broncini, María Severo y Ricardo De León, y los militares Jorge Silveira y Juan Carlos Larcebeau, entre otros.

    LA OMISION
    "Yo denuncié la omisión en proceder ante delito conocido: el secuestro de Elena Quinteros desde terrenos de la Embajada de Venezuela en Montevideo. Yo denuncié que tal omisión es configurante del ilícito previsto por el artículo 177 del Código Penal. Yo denuncié a personal del Departamento Nº 5 de Información e Inteligencia. Yo denuncié a "funcionarios policiales o no" por una renuencia criminal, cometida en 1976. El Ministerio del Interior -a través de los funcionarios actuantes en este expediente- estuvo consumando el delito precisamente denunciado, entre 1987 y 1990, porque no precedió tras conocer la denuncia (ni siquiera ya, tras conocer el delito): no investigó, no salió de un mero trámite oficinesco, no cumplió lo ordenado por el Poder Ejecutivo, no se atuvo a sus cometidos policiales, no buscó el "esclarecimiento de los hechos" -como manda la ley- sino que fraguó dolosamente una apariencia de "averiguación" que no pasó de un expedienteo que no resiste el menor y más benévolo examen. ¿O acaso alguien podrá aducir que tan burdo formalismo se aparece a lo que es una real investigación?" (De la nota del Nelson Lorenzo Rovira al ministro Juan Andrés Ramírez, por el incumpliendo del Art. 4º de la Ley 15.848. 25 de junio de 1990)

lunes, 25 de agosto de 2008

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA 1996-2000 5ta Parte


CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA
Cuarta parte
1996-2000


(Elaborado por Raúl Olivera)


24 de noviembre de 1996, en un medio de prensa el ex coracero Julio Estella refiriéndose a la desaparición de Elena Quinteros, involucra a los ex oficiales Ricardo Medina y José Sande Lima. Los hechos denunciados públicamente por Estella, tampoco fueron considerados en ninguna investigación por parte del Estado.

26 de enero de 1997, en Oficio Nº 371/DGS/997 del Ministerio de Defensa al Parlamento, se informa sobre actuaciones en cumplimiento del Artículo 4º, en el caso de Elena Quinteros.

16 de abril de 1997, un juez penal intenta abrir una investigación sobre las presuntas tumbas clandestinas en dependencias militares. Ello es impedido por el Poder Ejecutivo argumentando la Ley 15.848. Los hechos tampoco fueron investigados por él. Se trata de la denuncia del Senador Rafael Michelini, ante el Juez Penal de 20º Turno, Dr. Reyes.


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    16 de abril de 1997, familiares de desaparecidos, peticionan ante el Poder Ejecutivo, para que se investigara lo sucedido con sus familiares desaparecidos. Lo que le es negado reiteradamente.

    18 de abril de 1997, informa un medio de prensa de una remoción de tierra en los fondos de un Batallón del Ejercito, donde se pudieron constatar "la existencia de varias e inexplicables fosas". De donde habían "estado sacando cadáveres". Este hecho tampoco fue objeto de ninguna investigación.

    14 de diciembre de 1998, se presenta ante la Suprema Corte de Justicia el ex soldado Sergio Pintado Otero, realizando denuncias que comprenden el caso de Elena Quinteros. El 7 de enero de 1999, un medio periodístico pone en conocimiento publico las denuncias realizadas por Pintado.

    26 de enero de 1999, el PIT/CNT aprobó auspiciar una acción de amparo ante la justicia a los efectos de obligar judicialmente al Poder Ejecutivo a abrir investigación sobre el caso de Elena Quinteros.

    5 de mayo de 1999, a los efectos de confirmar la versión periodística, integrantes de la Secretaria de DD.HH del PIT/CNT, se entrevistan con el Presidente de la Suprema Corte de Justicia para confirmar la versión periodística de las denuncias del ex soldado Pintado.

    26 de octubre de 1999, se presentó ante el Juzgado Letrado de Primera Instancia de lo Contencioso administrativo de 1er Turno, un solicitud de información, con el objeto de lograr elementos que le permitieran realizar posteriormente el recurso de Amparo por parte de María del Carmen Almeida de Quinteros (Tota).

    Diciembre de 1999, TOTA QUINTEROS , presento ante la justicia, una acción de amparo contra el Estado - Poder Ejecutivo - Ministerio de Defensa Nacional por la desaparición de su hija Elena Quinteros .

    17 de febrero de 2000 se realiza la primera audiencia publica .

    5 de mayo de 2000, se realiza la segunda audiencia pública audiencia, para escuchar los alegatos de la defensa de Tota Quinteros.




    10 de mayo de 2000, la Justicia uruguaya condenó al Estado a investigar la desaparición de la maestra Elena Quinteros.

    11 de mayo de 2000, son convocados a iniciativa de la Presidencia de la República, los representantes de Tota Quinteros, para trasladarles una propuesta del Poder Ejecutivo.

    24 de mayo de 2000, la Secretaria de DD.HH del PIT/CNT emite un comunicado ante versiones aparecidas en medios de prensa, relacionadas con la reunión del 11/5/2000.

    31 de mayo de 2000, el Tribunal de Apelaciones confirmó la Sentencia dictada por la Dra. Jubette en el caso de Elena Quinteros, que había sido apelada por el Ministerio de Defensa..

    28 de junio de 2000, Cuando se cumplían 24 años del secuestro de Elena, Tota Quinteros presenta ante el Ministerio de Defensa Nacional, aportando información y pruebas a ser tenidas en cuenta en la Investigación Administrativa ordenada por la Justicia.

sábado, 23 de agosto de 2008

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA Cuarta parte 1990-1995


CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA
Cuarta parte
1990- 1995

(Elaborado por Raúl Olivera)

• 26 de junio de 1990, la República publica declaraciones de un ex soldado del Batallón de Construcciones Viales Nº 5, donde éste dice que a mediados de 1983 cuando se construyó una cancha de fútbol en los fondos del Batallón 13 de infantería, participo en la remoción de cadáveres.

• 28 de junio de 1990, la Comisión Investigadora del Senado sobre Juan Carlos Blanco, recibió una ampliación del testimonio de Juan Carlos Blanco y daba entrada al expediente de cancillería que Tota Quinteros puso a disposición de la Investigadora. Algunos legisladores tramitarían el ingreso de las actuaciones de la Comisión Investigadora que en Diputados trató el caso de asesinato de Zelmar Michelini y Héctor Gutiérrez Ruiz, donde Blanco también había sido implicado.

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    • 29 de junio de 1990, en nota del semanario Brecha, se da cuenta de la entrega a la prensa fotocopias del expediente de la Investigación Administrativa realizado por la administración Sanguinetti en cumplimiento de ley de Caducidad, relativas a Elena Quinteros. Alejandro Artuccio, abogado de Tota Quinteros, adelantó que Juan Carlos Blanco habría incurrido en delitos penables por la ley. El diputado Helios Sarthou, adelantó que gestionará ante el Poder Judicial la reapertura de la denuncia que por secuestro y desaparición de Elena Quinteros presentó en 1985 ante la Justicia penal. El ex diputado Lorenzo Rovira anunció que reclamará al Poder Ejecutivo que el Ministerio de Defensa Nacional realice una investigación sobre el caso Quinteros. Las repercusiones del caso Quinteros dieron lugar a una serie de reuniones que los comandantes en jefe, general Guillermo de Nava, contraalmirante James Coates y brigadier general (Ay) Carlos Pache, sostuvieron con autoridades gubernamentales y políticas. Las autoridades militares iniciaron una indagación interna sobre las fuentes militares que habrían proporcionado al matutino La República datos sobre la presunta existencia de un cementerio clandestino en el Batallón de Infantería N° 13. Esta semana se conoció el testimonio de un exsoldado que habría participado en una exhumación de cuerpos y posterior traslado de cadáveres. El presidente del Centro Militar, general Iván Paulós. afirmó su “gran confianza en el gobierno y los mandos de las Fuerzas Armadas” ante un tema que, dijo, debe conducirse por “los carriles políticos”.


    • 30 de agosto de 1990, el Presidente de la Comisión Investigadora sobre Juan Carlos Blanco Walter Santoro (Partido Nacional) advierte que si el plenario del Senado resuelve que los antecedentes sobre el tema deben ser archivados, sería por lo menos observable que un integrante del cuerpo, o cualquier particular, contra la voluntad de la mayoría, llevara por su cuenta los documentos a la justicia. Expreso así mismo que era sugestivo que ningún fiscal ni juez, se haya interesado en intervenir. Existen cuatro posiciones dentro de la Comisión: una mayoritaria integrada por blancos y colorados que concluye que no existió responsabilidad del actual senador colorado ni en la omisión de denunciar el hecho, ni en privación de libertad, ni en encubrimiento del supuesto delito. El Frente Amplio, entiende que Juan Carlos Blanco tiene implicancias en la desaparición de Elena Quinteros y propondrá el envío de los antecedentes a la justicia. Una minoría del Partido Nacional (el Movimiento Nacional de Rocha), entiende que el Senado no debe pronunciarse sobre el tema y deberá entregar la documentación a la justicia, para que sea ésta quien resuelva.



    • 2 de septiembre de 1990, la Revista El Soldado, plantea que el resurgimiento del caso Quinteros, forma parte del hostigamiento revanchista contra la familia militar.

    • 4 de septiembre de 1990, el catedrático de derecho Horacio Cassinelli Muñoz, sostuvo que el senador Juan Carlos Blanco, no podrá ampararse en la ley de caducidad. - El PIT/CNT reclamó a la Cancillería uruguaya que explique el secreto que mantuvo respecto al caso Elena Quinteros, y que investigue las responsabilidades que pudo tener en ellas Juan Carlos Blanco.

    • junio de 1990, aparece en un medio de prensa una información dando cuenta de que según fuentes de los servicios de información de las Fuerzas Armadas, Elena Quinteros había sido ejecutada la noche del 11 de julio de 1976, junto con otras 7 personas. También se da cuenta de quienes habían participado de la ejecución y posterior enterramiento clandestino. Este hecho a pesar de ser un hecho nuevo sobre el caso, no fue investigado.

    • 6 de junio de 1990, Tota Quinteros, mediante la prensa toma conocimiento de la aparición en la casa de gobierno del expediente de la investigación iniciada en el Ministerio de Relaciones Exteriores en 1987. A partir de las responsabilidades del ex Ministro Juan Carlos Blanco, en dicha investigación, la Cámara de Senadores inicia una investigación sobre la conducta de Blanco, que en ese momento integraba el Senado. Según los dictámenes de 4 catedráticos de derecho, se establece que Juan Carlos Blanco incurrió en varios delitos. Entre ellos: Coautoría de privación de libertad; Encubrimiento; Falsificación ideológica por un funcionario publico; Actos susceptibles por su naturaleza de exponer a la República al peligro de sufrir represalias; Abuso de funciones. Sin embargo una parte mayoritaria del Partido Nacional y la totalidad de los senadores colorados, establecen que no surgen pruebas para culpar a Juan Carlos Blanco. Los senadores de la minoría del Partido Nacional, señala responsabilidades de Blanco, pero establece que las mismas deberá ser determinada por la Justicia. Solamente los senadores del Partido por el Gobierno del Pueblo y el del Frente Amplio, establecen que Juan Carlos Blanco incurrió en graves responsabilidades en el caso de Elena Quinteros, y en razón de ello pasan los antecedentes a la Justicia. Iguales responsabilidades se le atribuyen a Lupinacci; Guido Salomón y Alvaro Alvarez.

    • 21 de febrero de 1992.- La Junta Departamental de Montevideo, en sesión extraordinaria, la edila Kechichián en nombre de la bancada del Frente Amplio, propone a Tota Quinteros para que en ese ejercicio presida la Junta Departamental.

    • 8 de octubre de 1992.- Luego de casi 30 meses, el Ministerio de Relaciones Exteriores, entrega al Juzgado Letrado en lo Penal de 1º Turno, el expediente 201/87 conteniendo la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros.

    • 5 de noviembre de 1993.- Luego de 14 meses de haber recibido el Juzgado Penal de 1º Turno, la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros, del Ministerio de Relaciones Exteriores, el expediente pasa a vista de la Fiscal Noris Marenales Rossi de Francois.

    • 2 de marzo de 1994. En la causa Penal tramitada ante el Juzgado de 1º Turno, sobre Elena Quinteros, la Fiscal Noris Marenales Rossi de Francois, solicita se indague la autenticidad del manuscrito secreto donde se analizan las alternativas sobre el “caso Venezuela”, por parte de un perito calígrafo.

    • 8 de junio de 1994.- En la causa Penal tramitada ante el Juzgado de 1º Turno, sobre Elena Quinteros, el perito calígrafo Dr. Achard, ante la solicita se indague la autenticidad del manuscrito secreto donde se analizan las alternativas sobre el “caso Venezuela”, informa la juzgado que ya se había expedido sobre la autoria del Embajador Alvaro Alvarez, en la Investigación Administrativa practicada en el Ministerio de Relaciones Exteriores.

    • 14 de octubre de 1994.- La Jueza Penal de 1º Turno María del Rosario Berro, a solicitud de la Fiscal pide al Ministerio de Relaciones Exteriores los originales de algunas fojas de la Investigación Administrativa 201/87.

    • 14 de junio de 1995.- Luego de muchas idas y venidas en la ubicación de la Investigación Administrativa (201/87) del Ministerio de Relaciones Exteriores, y sin haber sido ubicada la misma, ni haber cumplido con una nueva solicitud, el Juzgado Penal de 1º Turno, archiva el expediente penal 497/90 sobre la desaparición de Elena Quinteros. El secuestro de Elena estaba por cumplir los 14 años de consumado.

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA 3ra parte 1985-1990


CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA
Tercera parte
1985-1990

(Elaborado por Raúl Olivera)



• 1º de julio de 1985, presta declaraciones ante el Juzgado Penal de 1º Turno ( expte 219/85), sobre el caso Elena Quinteros, la Sra. Nilka Gladis Regio de Gutierrez, Ruber Pedro Bronzini Pirez y Ana María Saldaña de Fernández

• 12 de noviembre de 1985, El Juzgado Penal de 1º Turno en el expediente 219/85, sobre Elena Quinteros, recibe una respuesta del Ministerio de Defensa Nacional, dando cuenta que el 28 de junio de 1976, se encontraba de turno el Juzgado Militar de Instrucción de 4º Turno, donde no existen ningún antecedente referido a Elena Quinteros.

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    • 1º de abril de 1986, ante el anuncio de la visita al Uruguay del Presidente de Venezuela, Jaime Lusinchi, con la firma de Tota Quinteros se hace público una información relativa a los compromisos asumidos por ambos gobiernos con relación al caso de Elena Quinteros.

    • 9 de abril de 1986, se reune Tota Quinteros, con el Presidente Sanguinetti para tratar diversos temas, entre los cuales, estaba la desaparición de Elena Quinteros ( Ver Prensa).

    • 11 de abril de 1986, una nota de Brecha da cuenta de la entrevista de Tota Quinteros con el Presidente Sanguinetti, ante la visita del presidente venezolano Jaime Lusinchi al Uruguay el 12 de abril.

    • 12 de abril de 1986, llega al Uruguay el Presidente de Venezuela Jaime Lisinchi. Con motivo de la visita del Presidente venezolano, el Presidente uruguayo Sanguinetti, realiza una rueda de prensa con los corresponsales de Venezuela, donde es interrogado sobre el caso de Elena Quinteros.

    • 14 de abril de 1986, al Retirarse de la visita a la Suprema Corte de Justicia, el presidente venezolano, Jaime Lusinchi, declaro que espera de las autoridades judiciales uruguayas un juicio esclarecedor en el caso de Elena Quinteros.

    • 15 de junio de 1986, con la firma de Hugo Batalla, Tota Quinteros presenta ante el Juzgado Penal de 1º Turno, un recurso de Habeas Hábeas, por su hija Elena Quinteros.

    • 22 de octubre de 1986, comparece nuevamente ante el Juzgado Penal de 1º Turno, Tota Quinteros, (expediente 219/85) denunciando que según información lograda en el Registro de Traslaciones de Dominio, el apartamento cito en Ramón Massini 3044/103, de donde fuera detenida su hija Elena Quinteros, el mismo esta inscripto como propiedad de la División Ejército I.

    • 30 de junio de 1987, el Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 3º Turno, envía al Poder Ejecutivo oficio Nº 2758, sobre Elena Quinteros.

    • 7 de julio de 1987, el Poder Ejecutivo recibe el Mensaje Nº 756 de la Suprema Corte de Justicia de fecha 30/6/87, sobre el caso de Elena Quinteros.

    • 4 de agosto de 1987, por Mensaje Nº 21-0, relacionado al Oficio Nº 2758 del Juzgado Letrado en lo Penal de 3º Turno, sobre el caso de Elena Quinteros, el Poder Ejecutivo dispuso que los hechos estaban comprendidos en la Ley de Caducidad, y encomendó al Ministerio de Relaciones Exteriores, realizar la investigación administrativa correspondiente a lo que dispone el artículo 4º de la ley 15.848.

    • 11 de agosto de 1987 por Resolución Ministerial 201/87, se dispuso la realización de una Investigación Administrativa de acuerdo al artículo 4º de la Ley 15.848, dada la denuncia formulada por el Sr. Lorenzo Rovira sobre el caso de Elena Quinteros.

    • 13 de agosto de 1987, el Ministerio del Interior (Carpeta 05601, del año 1987) dispuso la realización de una Investigación Administrativa sobre el caso de Elena Quinteros.


    • 22 de septiembre de 1987, declara en la Investigación Administrativa del Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre Elena Quinteros, el embajador Julio Cesar Lupinacci.La Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, remitió cuestionario al entonces Director de Política Exterior de la Chancillería Dr. Alvaro Alvarez.

    • 9 de octubre de 1987, el Ministerio del Interior, remite al Poder Ejecutivo el resultado de la Investigación Administrativa realizada en el caso de Elena Quinteros.

    • 19 de octubre de 1987, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, remitió un telex urgiendo la respuesta al cuestionario anteriormente enviado al entonces Director de Política Exterior de la Chancillería Dr. Alvaro Alvarez.

    • 20 de octubre de 1987, el Embajador Dr. Alvaro Alvarez, contesta a la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la investigación sobre Elena Quinteros, que “carece de elementos de consulta para hacer referencia a hechos ocurridos hace más de 10 años y que su respuesta se encuentra condicionada a estas circunstancias”.

    • 23 de octubre de 1987, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, remitió un telex solicitándole si “concretamente no puede aportar ningun dato que permita arribar al esclarecimiento de los hechos...” al entonces Director de Política Exterior de la Chancillería Dr. Alvaro Alvarez.

    • 26 de octubre de 1987, el Embajador Dr. Álvaro Álvarez, contesta a la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la investigación sobre Elena Quinteros, que “no puede aportar ningún dato que permita arribar al esclarecimiento hechos relacionados asunto Quinteros”. Ese mismo día se le remite Teles preguntándole si “usted y un grupo de altos funcionarios de la Chancillería participaron en reunión relativa al asunto antes consultado”.

    • 27 de octubre de 1987, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, remitió interrogatorio al Brigadier Walter Machado, quien se desempeñaba como Director General del Ministerio de Relaciones Exteriores en 1976, quien no respondió.

    • 28 de octubre de 1987, el Embajador Dr. Alvaro Alvarez, contesta a la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la investigación sobre Elena Quinteros, que “No recuerda ninguna reunión relativa al caso Quinteros”.

    • 3 de noviembre de 1987, el Poder Ejecutivo devuelve al Ministerio del Interior, la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros, para que fuera notificada el denunciante. Fue recibido por el Ministerio el 4/11/87.

    • 5 de noviembre de 1987, el perito Calígrafo Pedro Achard, informa a la Dra. Luján Flores, instructora de la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros, un informe sobre la autoría de Álvaro Álvarez, del Memorando secreto.

    • 6 de noviembre de 1987, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, remitió al Embajador Alvaro Álvarez, nuevo cuestionario acompañado de fotocopia del memorando secreto “Conducta a seguir frente al caso Venezuela desde el punto de vista de las relaciones internacionales”.

    • 12 de noviembre de 1987, la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la Investigación Administrativa sobre la Desaparición de Elena Quinteros, reitera la solicitud de respuesta al interrogatorio remitido al Embajador Álvaro Álvarez, el 6/11.

    • 13 de noviembre de 1987, el Embajador Dr. Alvaro Alvarez, contesta a la Dirección de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, en la investigación sobre Elena Quinteros, que “ es el único funcionario diplomático en la jurisdicción y con compromisos previos ineludibles”...” que el proceso de respuestas debe ser hecho personalmente”. Ante esto la Dra Flores de Sapriza, solicita a la Secretaria General del Ministerio, se adopten medidas para que Alvaro Alvarez, remita urgente respuesta al cuestionario enviado.

    • 16 de noviembre de 1987, el embajador Alvaro Alvarez, reconoce como suya la letra del "Memorándum secreto" del 2 de julio de 1976, y que en el mismo también participaron Juan Carlos Blanco; Michelin Salomón y Julio C Lupinacci.


    • 20 de noviembre de 1987, declara por segunda vez ante la Instructora del Ministerio de Relaciones Exteriores, el embajador Julio C. Lupinacci.

    • 15 de diciembre de 1987, el Diario La Hora da cuenta que según un informe de ANTEL, al capturar a Elena Quinteros intervinieron el teléfono de la Embajada de Venezuela.

    • 5 de abril de 1988, el Poder Ejecutivo recibe de la Suprema Corte de Justicia, adjuntando exhorto Nº 371 del Juzgado Letrado de Primera Instancia en lo Penal de 1º Turno, sobre el caso de Elena Quinteros.


    • 21 de agosto de 1989, la Dra. Lujan Flores de Sapriza, eleva al Secretario General del Ministerio de Relaciones Exteriores Alfredo Planas, el resultado de la Investigación Administrativa.

    • 11 de octubre de 1989, el Ministro de Relaciones Exteriores (interino), remite al Poder Ejecutivo la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros.


    • 6 de junio de 1990, el Semanario Mate Amargo, da cuenta de la existencia de un documento secreto del Ministerio de Relaciones Exteriores, sobre el caso de Elena Quinteros. En nota al Embajador de Venezuela en el Uruguay, Dr. Luis La Corte, la Edil departamental Tota Quinteros, le reitera su preocupación para que el gobierno de Venezuela exija a las del Uruguay explicaciones ante la existencia de un documento secreto del Ministerio de Relaciones Exteriores, puesto en conocimiento en medios periodísticos.

    • 7 de junio de 1990, Tota Quinteros entrego a la Embajada de Venezuela, donde ponía a disposición de ese país el documento oficial, donde se analiza el destino de Elena Quinteros, en 1976.
    • 8 de junio de 1990, el Secretario de la Presidencia de la República, da cuenta que el día 7/6/90, encuentra allí, la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros, que habría sido remitida en noviembre de 1989.
    • 11 de junio de 1990, Tota Quinteros entrego en el Edificio Libertad, una solicitud de entrevista con el Presidente de la República Luis Alberto Lacalle.

    • 12 de junio de 1990, el Senador del Frente Amplio Leopoldo Brueba solicita en un pedido de informes al Ministerio de Relaciones Exteriores, datos sobre el caso Elena Quinteros.

    • 21 de junio de 1990, mientras se anuncia que el 22, Tota Quinteros accederá en la Cancillería al expediente de la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros, cuando el Ministro interino Eduardo Mezzera le entregue una copia, el reconocido penalista Schurmann Pacheco, adelantó que la desaparición en el derecho internacional “no es amnistiable”. “Esa es la norma, pero en nuestro país existe aún una gran laguna en ese sentido. Un editorial de La República titulado “Elogiable actitud del gobierno”, trascribe declaraciones del Presidente Lacalle, de que en caso de que la Comisión del Senado, convoque a declarar a funcionarios, había expresado “Del Presidente para abajo todos cumplen la Constitución y la Ley”; mientras que el Ministro de Defensa Nacional Mariano Britos, refiriéndose a los militares que podrían ser convocados dijo: “Sin excepción, las disposiciones de las autoridades serán acatadas”.

    • 22 de junio de 1990, la Dirección General de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Relaciones Exteriores, entrega a Miltón Romani, en representación de Tota Quinteros fotocopia de la Investigación Administrativa sobre Elena Quinteros.

    • 26 de junio de 1990, cuando se cumplian 14 años del secuestro de Elena Quinteros, el Senado instaló una Comisión investigadora integrada por los herreristas Ignacio de Posadas y Walter Santoro, Carlos Julio Pereyra. los colorados Carlos Cigliuti (Batllismo) y Raumar Jude (UCB), el frenteamplista José Germán Araújo y Carlos Cassina por el Nuevo Espacio, con el objetivo de analizar la actuación y responsabilidad del Senador Juan Carlos Blanco en el secuestro de Elena Quinteros.


CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA 2da parte 1980-1985

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA
Segunda parte
1980-1985

(Elaborado por Raúl Olivera)



• lº. de diciembre de 1981, el embajador de nuestro país ante la “Comisión de Derechos Humanos del “Consejo Económico y Social" de las “Naciones Unidas” con sede en Ginebra - Suiza, Carlos Giambruno, aporta una declaración sobre los hechos. El Dr. Alejandro Artuccio, entonces delegado de la “Unión Internacional de Juristas”, ante aquella Comisión informa que hay dos versiones del discurso de Giambruno. En una de ellas, la versión taquigrafica sin corregir, el Embajador uruguayo reconoce detalles del secuestro y en la segunda, si bien elimina alguno de esos detalles, termina por aceptar igualmente la identidad de la persona secuestrada, su intención de solicitud de asilo político y el propio acto de secuestro. Existió una versión oficial de los hechos y una versión real que estaba en conocimiento de la Chancillería. Tanto el discurso del Embajador Giambruno como las actuaciones de la Comisión de Derechos Humanos referidas a Uruguay eran de carácter “Confidencial” por así haberlo solicitado el gobierno dictatorial uruguayo. La “Confidencialidad” de esas actuaciones , recien fue levantrada por expresa solicitud del gobierno democrático en marzo de 1985, por la misión oficial cumplida por los Senadopres Luis Hierro Gambardella y Alberto Zumaran.



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    • 5 de agosto de 1982, el Cónsul del Uruguay en Venezuela remite una comunicación al Ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, Estanislao Valdes Otero, dando cuenta que como consecuencia de la posibilidad de una reanudación de relaciones diplomáticas entre Uruguay y Venezuela, Tota Quinteros, intenta ponerse en contacto con las autoridades venezolanas a través de la Ministra de Estado para la Participación de la Mujer en el Desarrollo, Dra. Mercedes Pulido.

    • 7 de agosto de 1982, Carta de Tota Quinteros al Presidente de Venezuela Luis Herrera Camping.

    • 11 de agosto de 1982, el Cónsul uruguayo en Venezuela en comunicación al Ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura uruguaya, le informa que el Presidente venezolano Luis Herrera Camping en su habitual conferencia quincenal, al ser interrogado sobre el estado de las relaciones con el Uruguay, expreso que: “ esas relaciones necesitan aclarar ese lamentable incidente, relacionado con la desaparición de la Profesora Quinteros...”.

    • 17 de junio de 1983, cComienza en Sao Paulo un Coloquio organizado por el SIJAU, hasta el 19. En dicha oportunidad Tota Quinteros expresa su intención de viajar al Uruguay, como un nuevo paso en las gestiones por Elena Quinteros. Recibe el apoyo para dicho viaje de los distintos representantes de organismos internacionales.

    • 11 de julio de 1983, Tota Quinteros acompañada de los diputados del PMDB, Ruth Escobar y del PT Paulo Frateschi y del Dr. Firmino Fecchio de CLAMOR y con el apoyo de la Asamblea Legislativa del Estado de Sao Pablo, llega procedente de Sao Paulo, a Porto Alegre. Desde alli viajan a Montevideo. Alli son esperados por los integrantes del SERPAJ Luis Pérez Aguirre y Jorge Osorio.

    • 12 de julio de 1983, Tota Quinteros, acompañada por el Dr. Clavijo, concurre al Ministerio del Interior solicitando una entrevista con el Ministro Hugo Linares Brum, quien no la atendió. También solicitan una entrevista con el Presidente de la Republica, quien tampoco los recibió. Por gestión de German Araujo, de CX 3º, realizan varias notas con la prensa.

    • 13 de julio de 1983, Tota Quinteros y la delegación de parlamentarios que la acompañaba se entrevista con el Dr. Fernando Oliú del Directorio del Partido Nacional y Manuel Flores Silva y Julio María Sanguinetti del Partido Colorado. También se entrevisto con el Dr. Hugo Batalla, quien asumirá la representación legal sobre el caso de Elena Quinteros, presentando un pedido de Habeas Hábeas.

    • 14 de julio de 1983, Tota Quinteros visita las delegaciones diplomáticas de Suecia y Venezuela. Se entrevista con el Arquitecto Juan Pablo Terra.

    El 15 de julio de 1983, Tota Quinteros, regresa a Sao Paulo.

    • 21 de julio de 1983, El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, de conformidad con el párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, resolvió: 15. El comité de Derechos reitera que el gobierno de Uruguay tiene la obligación de hacer una investigación completa sobre el asunto. Y no hay prueba alguna de que esto haya sido hecho. 16. El Comité de Derechos Humanos, actuando en virtud del párrafo 4 del artículo 5 del Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, concluye en consecuencia que la responsabilidad de la desaparición de Elena Quinteros incumbe a las autoridades del Uruguay y que, por consiguiente, el gobierno del Uruguay debe tomar medidas inmediatas y eficaces a fin de: i) establecer la suerte que ha corrido Elena Quinteros desde el 28 de junio de 1976 y asegurar su liberación; ii) Castigar a toda persona que resulte culpable de su desaparición y malos tratos, iii) Pagar una indemnización por los agravios recibidos, y iv) Garantizar que no ocurran violaciones similares en el futuro. (Comunicación Nº R 24/107. 19º Período de sesiones).


    • 24 de mayo de 1984, AFUDE, con la firma de Tota Quinteros, emite una carta a la miembros del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas e Involuntarias de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, respondiendo a la contestación del gobierno uruguayo.

    • 27 de Septiembre de 1984,en un Seminario organizado por el SIJAU, entre los días 27 y 30 de septiembre, titulado “ Uruguay y Paraguay; del estado de excepción a la transición democrática”, Tota Quinteros en nombre de AFUDE, realiza una intervención sobre “los desaparecidos y la situación de Derechos Humanos.

    • 24 de enero de 1985, Tota Quinteros emite un comunicado a la opinión pública, relativo a el reclamo sobre Elena Quinteros.

    • 31 de enero de 1985, se entrevista Tota Quinteros, en Montevideo con el Presidente Sanguinetti. Según el mandatario, viajaría a Venezuela a comprometerse con el gobierno de dicho país a que se reanudarían las relaciones diplomáticas, pero que se haría una investigación sobre la desaparición de Elena Quinteros.

    • 1º de febrero de 1985, arriba a Venezuela Tota Quinteros, quien cumplirá en dicho país varias actividades, hasta el día 22. Se entrevista con el Ministro de la Secretaria de la Presidencia Simón Alberto Consalvi; con Teodoro Pekkof diputado del MAS; Pedro Nikken y Andres Aguilar, Presidente y Vice Presidente, respectivamente, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y con Carlos Baptista quien era Consejero en la Embajada venezolana en Montevideo, cuando el secuestro de Elena Quinteros.

    • 27 de febrero de 1985, se presenta ante la justicia penal uruguaya, una denuncia contra los responsables de omitir investigar el secuestro de Elena Quinteros. Nelson Lorenzo Rovira, presenta ante el Juzgado Penal de 8º Turno, una denuncia contra los jueces de la Administración de Justicia, funcionarios policiales o no, por la omisión en proceder o denunciar el secuestro de Elena Quinteros ( Expediente 32/85).

    • 1º de marzo de 1985, son restablecidas las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Venezuela, a partir de que ambos países acordaron investigar el secuestro de Elena Quinteros y determina las responsabilidades consiguientes. Ese mismo año, Tota Quinteros presenta ante la justicia Penal, nueva denuncia sobre el secuestro de Elena Quinteros, aportando las siguientes pruebas: Un testigo de todo el operativo de secuestro de Elena Quinteros de la embajada de Venezuela; Un testimonio de una persona detenida, que compartió el cautiverio con Elena luego del secuestro en la embajada de Venezuela; dos testimonios de dos exilados en la embajada de Venezuela; un documento oficial de la Justicia Militar por la que se expropiaron de la casa de Elena Quinteros; testigos de la detención de Elena Quinteros en dicha casa.Esta denuncia, junto con la iniciada en febrero de 1985, fue posteriormente derivada, en razón de la Ley 15.848, al Poder Ejecutivo y este ordena al Ministerio de Relaciones Exteriores una investigación administrativa a nivel del mencionado Ministerio. Esta se inicia el 11 de agosto de 1987.

    • 25 de marzo de 1985, Enrique Rodríguez Martínez formula un testimonio en el que relata que estando prisionero en la sede del SID, el oficial oscar 07, le dice que “estaban tratando de resolver el caso de Elena de un modo similar al nuestro haciéndola aparecer en medio de un expediente mayor en el que dijera que habíamos ingresado por nuestra propia voluntad al país”.

    • 9 de mayo de 1985, Tota Quinteros, emite un comunicado relacionado con informaciones de prensa que en Montevideo, difunden la versión sobre la muerte de Elena Quinteros.

    • 28 de mayo de 1985, Tota Quinteros presenta denuncia penal por la desaparición de Elena Quinteros, ante el Juzgado Penal de 1º Turno ( expte 219/85).
    • 17 de junio de 1985, Maria del Carmen Almeida de Quinteros (Tota), declara ante la Comisión Investigadora del Parlamento.

    • 24 de junio de 1985, Se presenta por su propia iniciativa a prestar declaraciones ante el Juzgado Penal de 1º Turno ( expte 219/85), el Senador José German Araujo, quien dice que un integrante del Departamento Nº 5 de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia , sería una de las personas que ingreso al predio de la Embajada de Venezuela, junto con la soldado Maria Severo. Ese mismo día y en la misma causa, declara Alberto Grille Motta, Diego Damián Mattos y Gustavo Ramón Alsina Bulanti.
    • 26 de junio de 1985, cuando se cumplían 10 años de su secuestro, presta declaraciones ante el Juzgado Penal de 1º Turno ( expte 219/85), la esposa de Ruber Pedro Bonsini, en el caso Elena Quinteros.

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA 1º parte 1976-1980


Ex Canciller J C Blanco

CRONOLOGIA DE 32 AÑOS DE LUCHA
Primera parte
1976-1980

(Elaborado por Raúl Olivera)

• 26 de junio de 1976, es detenida Elena Quinteros, de su domicilio en Ramón Massini 3044, de la ciudad de Montevideo, Uruguay, por los servicios de seguridad de la dictadura uruguaya.

• 28 de junio de 1976, a las 10 y 20 de la mañana, fue trasladada a las cercanías de Bulevar Artigas y Rivera para que entablara un supuesto "contacto" mientras era vigilada por integrantes de los servicios de seguridad. Elena Quinteros había inventado el "contacto" para intentar su asilo en la embajada de Venezuela, a donde logró ingresar y pedir asilo político. Sin embargo , las fuerzas de seguridad que la vigilaban entraron a la fuerza a la sede diplomática y tras golpear a funcionarios venezolanos la secuestran. Desde entonces Elena Quinteros está desaparecida. Fueron testigos del secuestro del interior de la Sede Diplomática, el embajador de Venezuela Dr. Julio Ramos, otros funcionarios de la embajada y algunos exiliados uruguayos que se encontraban asilados en dicha embajada. El consejero de la Embajada Sr. Frank Becerra y el secretario Baptista Olivares, procuraron impedir que Elena fuera sacada del jardín de la Embajada. Mientras Elena era arrastrada hacia el exterior, los mencionados diplomáticos forcejearon con los integrantes de la fuerzas de seguridad, agarrando a Elena de las piernas. Uno de los secuestradores golpea al Sr. Becerra, logrando así sacar a Elena e introducirla en un vehículo particular. Según versiones de testigos, Elena Quinteros fue trasladada de ese auto a una camioneta oficial del Ejército uruguayo.


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    • 28 de junio de 1976, en la mañana, el Embajador de Venezuela formuló la denuncia ante el Subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, el doctor Guido Michelín Salomón. Entre el 30 de junio y el 2 de julio, la prensa de Venezuela informa de declaraciones del Embajador Julio C. Lupinacci y que en Montevideo durante dos días consecutivos es incautada la prensa extranjera que informaba del hecho. Mientras que diarios de Uruguay, solicitan la colaboración de la población para ubicar el auto en que se llevaron a la mujer secuestrada del predio de la Embajada de Venezuela.

    • 2 de julio de 1976, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, Dr. Juan Carlos Blanco ordena al embajador Alvaro Alvarez, al Vice Canciller Guido Michelin Salomón y al embajador uruguayo en Venezuela Dr., Julio Cesar Lupinacci, la elaboración de un "memorándum" sobre "la conducta a seguir frente al caso Venezuela desde el punto de vista de las relaciones internacionales”, para ser considerado por las autoridades uruguayas. El Embajador de Venezuela, Dr. Julio Ramos, dirige una nota al Ministro de Relaciones Exteriores Juan Carlos Blanco. Ese mismo día, el Ministerio de Relaciones Exteriores remite nota al Sr. Ministro del Interior, Gral. Don Hugo Linares Brum. En horas de la mañana, el Comisario de la Dirección Nacional de Información e Inteligencia, Pablo Fontana Zunino, se hace presente en la Embajada de Venezuela. Sobre este hecho, el embajador Julio Ramos remite nota al Ministro Juan Carlos Blanco. En la misma fecha, el Comisario Pablo D. Fontana Zunino, eleva a consideración del Sr. Jefe de Policía de Montevideo, Cnel. Alberto Ballestrino el “memorándum” en el cual “se informa sobre entrevista con el Sr. Embajador de Venezuela”.

    • 5 de julio de 1976, por orden del presidente venezolano, la embajada de Venezuela comunicó al gobierno uruguayo la suspensión de las relaciones diplomáticas.

    • 6 y 7 de julio, los diarios venezolanos “El Noticiero Universal” y”El Nacional”, dan cuenta del rompimiento de relaciones con Uruguay.

    • 10 de julio de 1976, Nilka Regio de Gutiérrez, una detenida en el Batallón 13 de Infantería, reconoce allí a Elena Quinteros.



    Elena y compañeros de las Misiones socio pedagogicas en Capilla Ferruco

    • 8 de agosto de l976, Cristina Marquet una presa política de la dictadura es llevada al Batallón de Infantería Nº 13, donde reconoce la voz y pudo ver a Elena Quinteros, que estaba siendo torturada.

    • 29 de enero de 1977, en La Habana, en el programa 15 minutos con Uruguay de Radio Moscú, realizan información de la conferencia de prensa brindada por Alberto Grille y Miguel Millan, dos personas que se encontraban cuando el secuestro de Elena Quinteros, refugiados en la embajada venezolana en Montevideo.

    • 31 de marzo de 1977, el gobierno Sueco, de acuerdo a una solicitud que le curso Tota Quinteros el 29/10/76, sobre su hija Elena Quinteros, le responde que el Departamento de Inmigraciones se había puesto en contacto con la embajada sueca en Montevideo, pero que las posibilidades de realizar averiguaciones deben tener medidas de precaución rigurosas. Por lo que le piden el nombre de un familiar o abogado que pueda hacer visitas a la cárcel.

    • 26 de abril de 1977, la cámara de Diputados de Venezuela reclama la entrega de Elena Quinteros.

    • 8 de septiembre de 1977, el Ministerio de Relaciones Exteriores emite instrucciones a delegación uruguaya ante las Naciones Unidas, sobre el caso de Elena Quinteros.

    • 20 de septiembre de 1977, Tota Quinteros remite una carta al Presidente de Venezuela Carlos Andres Pérez.

    • 6 de octubre de 1977, Tota Quinteros remite carta a Carlos Andrés Pérez presidente de Venezuela, solicitándole una entrevista.


    • 6 de marzo de 1978, llega a Venezuela Tota Quinteros, para agradecer al presidente Carlos Andres Pérez y al pueblo venezolano, lo que habían realizado tendiente a hacer saber la suerte de su hija Elena Quinteros.

    • 29 de marzo de 1978, Tota Quinteros, remite una carta al Presidente de los Estados Unidos, denunciando el secuestro de Elena Quinteros.

    • 5 de mayo de 1978, en el Colegio Nacional de Periodistas, de Caracas, Venezuela, Tota Quinteros realiza una conferencia de prensa, donde expresa su reconocimiento por las gestiones que desde dicho país y desde las más diversas esferas, realizan tanto por su hija Elena Quinteros por las victimas de la dictadura uruguaya.

    • 7 de junio de 1978, el gobierno Sueco, solicita a Tota Quinteros, la dirección de los suegros de Elena Quinteros o algún otro familiar, para poder seguir trabajando en el caso. Que hasta ese momento los esfuerzos han sido en vano.

    • 6 de julio de 1978, el Consejero de la Presidencia de los EE.UU, Robert J. Lipshutz, responde la carta remitida por Tota Quinteros el pasado 29 de marzo, en la misma le informan que el gobierno de Uruguay había establecido en marzo de ese año, una oficina a cargo del Coronel Carlos A. Maynard, para brindar información sobre personas arrestadas.

    • 14 de agosto de 1978, Tota Quinteros remite desde Suecia una carta al Coronel Carlos A. Maynard, preguntándole dónde está su hija Elena Quinteros.

    • 2 de marzo de 1979, Estando en Ginebra, en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Tota Quinteros se entrevista con el sub director del Ministerio de Relaciones Exteriores de la dictadura, Carlos Giambruno, quien le aseguró que Elena Quinteros estaba viva y que existía la posibilidad de que la maestra fuera llevada a la frontera con Argentina o Brasil y que reaparecida en cualquier cárcel de esos países, Uruguay podría negociar, sin aparente claudicación, el restablecimiento de relaciones.
    • 24 de abril de 1979, Carta de Tota Quinteros al Presidente de Venezuela Luis Herrera Camping, solicitando una entrevista, ante su inminente viaje a Venezuela.

    • 27 de abril de 1979, estando en Washington entrevistando a funcionarios del Departamento de Estado, Tota Quinteros se entrevistó con el embajador uruguayo ante la OEA el Brigadier Pérez Caldas, donde éste le manifiesta que venezuela reanudara en breve relaciones con Uruguay, sin que Elena aparezca, después de un acuerdo de caballeros, ella aparecerá y será procesada.



    • 4 de mayo de 1979, Un cable de IPS da cuenta de las actividades cumplidas por Tota Quinteros en Venezuela, desde hace tres días, donde se entrevistará con el Presidente de Venezuela Luis Herrera Camping y el ex presidente Carlos Andrés Pérez y el Canciller José Alberto Zambrano. Tota Quinteros había estado días antes en EE.UU donde se entrevistó con funcionarios de la OEA, del Departamento de Estado y la Casa Blanca. Luego de su estadía en Venezuela, viajará a México y a Francia. En Caracas, Tota Quinteros busca evitar, un anunciado restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Uruguay y Venezuela.
    • 9 de mayo de 1979, Se realizo en el local CITV de Venezuela, un acto convocado por el Comité de Solidaridad Internacional y la Central Regional de Trabajadores en solidaridad con Elena Quinteros. Los oradores, además de Tota Quinteros, lo fueron Jorge Irisiti (uruguay), Francisco Camacaro (CUTV) Raquel Reyes (CRT).

    • 12 de mayo de 1979, el presidente Venezolano Herrera Camping, recibió en Caracas a Tota Quinteros, a quien le dio la absoluta seguridad de que no reanudará relaciones con Uruguay, sin la entrega de Elena Quinteros.

    • 5 de julio de 1979, Tota Quinteros remite una carta a Carlos Giambruno.
    • 22 de octubre de 1979, Inicia sesiones en La Paz -Bolivia- la Asamblea General Ordinaria (se reunirá hasta e130/10). Será reelecto como secretario general e1 argentino Alejandro Orfila. Sobre el tema de 1os Derechos Humanos es de señalar que el informe de 1a CIDH acusa a Uruguay de reiteradas violaciones: arrestos ilegales, malos tratos, torturas, muertes, desapariciones y operaciones militares y policiales en países extranjeros. La delegación uruguaya -presidida por e1 doctor Carlos Giambruno- anuncia su probable retiro (que no se llevará a cabo) informando que "se registró una permanente actividad de los detractores de Uruguay quienes han entregado material falaz (...) a las distintas delegaciones".

    • 17 de diciembre de 1979, Tota Quinteros solicita la intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja, sobre el caso de Elena Quinteros.

    • 29 de diciembre de 1979, El Ministerio de Defensa a través del Juzgado Militar de 1º Turno, dicta una la Sentencia 227, por la cual dispone la adjudicación del departamento donde vivía Elena Quinteros a la División Ejército I.


    • 1980, el Teniente Coronel Julio Cesar Cooper, quien se había refugiado en Europa en 1979, le comunica mediante una carta a María del Carmen Almeida de Quinteros (Tota), la información que el tenía relativa a Elena Quinteros.

    • 1º de abril de 1980, El Cónsul uruguayo en Paris, Julio Moreira, le comunica a Tota Quinteros que el Ministerio del Interior, le negaba el otorgamiento de Pasaporte uruguayo.

    • 14 de abril de 1980, Tota Quinteros ante la visita a Francia del Presidente venezolano Luis Herrera Camping, le solicita una entrevista.

    • 23 de abril de 1980, Carta de Tota Quinteros al Gral. Manuel Núñez, protestando por la negativa al otorgamiento del Pasaporte uruguayo y reclamando se le comunique por escrito, las razones de tal negativa. - Carta De Tota Quinteros a Demetrio Boersner, del Pacto Andino, sobre una posible mediación sobre el caso Elena Quinteros.

    • El 8 de julio de 1980, AFUDE presenta a los miembros del Grupo de Trabajo sobre personas desaparecidas de Naciones Unidas, documentación relativa a los casos de desaparición de Simón Riquelo, Bleier, Duarte, Germán Garcia, Gatti, Inzaurralde, Méndez, Quinteros, Sanz, Tassino.

    • 10 de julio de 1980, El Comité Internacional de la Cruz Roja, en respuesta a una gestión realizada ante ese comité, por Tota Quinteros el 17/12/79 por su hija Elena Quinteros, le contesta que según le comunicaron desde la delegación en Buenos Aires, “no poseen ninguna información” relacionada con Elena Quinteros.

    • 9 de octubre de 1980, Carta de Tota Quinteros al Dr. Eduardo Seabra Fagundez de la Orden de Abogados de Brasil, sobre la realización el 27/10 de una audiencia en el Grupo de Trabajo sobre desaparición forzada de personas.

    • 27 y 29 de octubre de 1980, tuvo lugar en Porto Alebre, Brasil una Audiencia propiciada por la Orden de Abogados de Brasil, el Movimiento de Justicia y derechos Humanos, la Asociación de Abogados Latinoamericanos, la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, Pax Romana, Federación Internacional de Juristas Católicos y el Movimiento Internacional de los Derechos Humanos. En dicha oportunidad una delegación de AFUDE, integrada entre otros por Tota Quinteros, presento un informe sobre desapariciones de ciudadanos uruguayos.

    • 4 de noviembre de 1980, Tota Quinteros, quien permaneció en Brasil, luego de la Audiencia organizada por varias entidades de Derechos humanos, viajo a San Pablo, donde realizo contactos con representantes de partidos políticos de la oposición y fue recibida por Monseñor Evaristo Arns. También se realizo frente a la embajada de Uruguay , una movilización, conjuntamente con la CNT.

    • 17 de noviembre de 1980, .- Tota Quinteros remite nota a la CIDH, renunciando a su denuncia sobre la desaparición de Elena Quinteros.


    • 5 de junio de 1981, El Cónsul general uruguayo en Venezuela Marcial Birriel, remite un telex al Ministro de Relaciones Exteriores Estanislao Valdés Otero, en la cual le comenta que el Presidente venezolano Herrera Camping trataría de que el tema reanudación de relaciones con Uruguay tuviera un mínimo de publicidad, ya que temía la reacción de los políticos de izquierda que no admiten ninguna clase de dialogo hasta que el paradero y actual situación de Elena Quinteros, no quede absolutamente esclarecida.

    • 9 de junio de 1981, El Cónsul general uruguayo en Venezuela Marcial Birriel, remite una comunicación confidencial al Ministro de Relaciones Exteriores Estanislao Valdés Otero, en la cual le envia dos recortes de prensa de los diarios venezolanos “El Universal” y “El Nacional”, referentes a la reanudación de relaciones diplomáticas entre ese país y el Uruguay.


miércoles, 20 de agosto de 2008

Capitulo III Libro Secuestro en la embajada




III
TOTA

María del Carmen Almeida de Quinteros nació en Montevideo el 3 de agosto de 1918, en el hospital Pereira Rossell. Vivió sus primeros años en la calle Cabrera entre Comercio y Gobernador Viana, del barrio de la Unión. Su padre fue Horacio Almeida y Cándida Buela su madre. De ese matrimonio también nació otra hija, María Mercedes “Coca”, un año y medio mayor que Tota. Fue bautizada en la Parroquia de San Agustín de la calle Industria 2462.
Horacio Almeida era guarda de tranvía y cuando nace Tota estaba participando en una huelga general del transporte. Cuenta Tota: “Estuve muy mal y mi madre estuvo muy mal también y cuentan que en medio de aquella huelga mis tías se trasladaban al Pereira Rossell en carretas porque los tranvías no funcionaban. Muchos carreros andaban con alfalfa para sus caballos y mis tías iban al hospital en carro para cuidar a mi mamá”.

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    En julio de 1922, cuando Tota tenía tres años fallece su madre en el parto de otro hijo, que tampoco sobrevive. Su padre la lleva a vivir a la casa de una hermana de él, en la calle Bulevar Artigas y Lorenzo Fernández. En ese nuevo hogar se cría junto a sus dos primos. Su hermana Coca se queda a vivir con otras tías de la calle Cabrera.
    A los 6 años ingresó al colegio de las hermanas Dominicas de la calle Rivera, junto con su hermana Coca. Allí recibe educación primaria y secundaria, que culmina en el año 1935, y regresa a la casa de Bulevar Artigas.
    Su padre se volvió a casar y del nuevo matrimonio nacen dos hijos: una niña que falleció muy pronto y un varón, Juan Almeida.
    Una vez que abandonó el colegio, Tota empezó a trabajar en la tienda London Paris, en tareas administrativas.
    A Tota le gustaba ser maestra, pero como no terminó sus estudios, trabajó desde 1937 a 1964 como ayudante de maestra corrigiendo deberes en el colegio.
    Por el año 1939 o 1940 formaliza un noviazgo con Roberto Quinteros, un joven ocho años mayor que ella que trabajaba como despachante de aduana. A los 26 años se casa, el 7 de diciembre de 1944, y se queda a vivir en el mismo barrio, Brazo Oriental, en la calle Municipio casi Gualberto Méndez. A pesar de que Roberto era ateo, se casaron por la iglesia.
    Nueve meses después nace Elena, su única hija. Por el año 1948, cuando la niña tenía 3 años, se mudan al barrio Jacinto Vera, a unas viviendas municipales en las calles Guadalupe y Cufré.
    Tres años después vuelven a la calle Municipio, pero a otra casa.
    El 10 de diciembre de 1965 muere Roberto luego de padecer durante mucho tiempo una afección cardíaca. Poco tiempo después, en mayo de 1966, con el consentimiento de Elena, Tota recibe del Consejo del Niño un bebé recién nacido, Robertito, a quien cría como cuidadora particular hasta el año 1975.
    Tota era una madre absorbente con su única hija y tenía muchos miedos, “pero los miedos eran también por cualquiera de nosotros”.
    Sara recuerda la imagen de Tota, “sentada en una silla, escuchando su enorme radio para no dormirse y para oír si había sucedido algo. Al final se dormía y su cuerpo se inclinaba hacia adelante, y cuando daba la impresión de que iba a caer, volvía hacia atrás, y luego, muy despacio, otra vez hacia adelante.
    Tota proyectaba en Elena cantidad de cosas. Todos pensaban que si a Elena le pasaba algo se moriría. Con el tiempo, todo se fue modificando. Como otras madres, fue ‘pidiendo un lugar’, ocupándolo, ganando en autonomía, aunque la protagonista era Elena. Cuando uno ve su lucha de años después, las mil cosas que hizo, realmente sorprende su crecimiento”.
    Lilián Celiberti recuerda que: “Con Tota conversaba a un nivel que no lo hacía con Elena. Con ella yo buscaba el apoyo, la contención, el consejo, el ‘bueno, m’hijita’, y a la vez yo también quería brindarle protección. Todos nosotros deseábamos protegerla”.
    En 1969 cuando Elena quedó recluida en la cárcel de mujeres, varios pensaron que Tota no resistiría. “Fue ahí que comenzó a darse cuenta de que Elena no podía seguir siendo una niña, que ya tenía su pareja”, sigue Celiberti.
    Méndez agrega: “Yo a veces pensaba que la permisividad de Tota hacia Elena y hacia todas nosotras se debía a que era una forma de mantenerse siempre cerca de su hija. Ella era, a fin de cuentas, la típica madre que sólo tenía ojos para su hija”.
    Tota le confió a Sara que Elena no le “contaba nada” y le pidió que le dijera “en qué andaban”, ya que “necesitaba saber para estar preparada”. “Recuerdo las veces que estando yo en su casa fueron milicos a preguntar por Elena. Tota se portaba como una campeona, abría la puerta y respondía con seguridad y firmeza. Pero cuando los milicos se iban se desplomaba.”
    En 1972, con 54 años Tota le plantea a su hija Elena que quería compartir sus actividades políticas y sociales. Que quería ser también una militante. Elena al principio se negó, pues creía que el planteo de su madre tenía como objeto controlar sus actividades. Finalmente, la perseverancia de Tota logró que fuera atendido su reclamo. “Fue en ese momento que Tota comenzó a realizar pequeñas colaboraciones, como atender llamadas telefónicas y cosas por el estilo. Una vez desaparecida Elena, se entregó con todo. Creo que si su hija hubiera sido una maestra dedicada sólo a la enseñanza, Tota no se habría transformado en militante.”
    Viviendo en la calle Municipio la casa de Tota sufrió cinco o seis allanamientos. En Carreras Nacionales, mientras Elena estaba en Cabildo, tres veces fue allanado su domicilio y otras tantas cuando vivió en el Prado. Recuerda Tota: “...cuando algún compañero tenía algún problema represivo iba a casa, que a esa altura era el refugio de más de uno y creo que esa fue mi forma de vincularme a la lucha revolucionaria en aquellos años (...) cuando entraban a mi casa y se ponían pesados yo sentía miedo porque, como decía un compañero, si no sentías miedo eras un inconsciente. No es una vergüenza tener temor porque el peligro existía”. Y, con firmeza, agrega: “Yo nunca viví aquella lucha como una ‘rebeldía juvenil’ ni nada parecido, lo vi y lo viví como algo muy serio y profundo, lleno de valores y de esperanzas aun con los riesgos que se corrían y de los cuales sabíamos muy bien, aunque a veces uno no ve en el ojo de la tormenta las dimensiones exactas del huracán. Pero ni antes de incorporarme, ni después lo vi así. Lo vi como la visión de los muchachos y después mía, de un país que se nos estaba yendo de las manos y que después, con todo lo que sufrimos, con todos los presos, los torturados, los desaparecidos, pudimos cruelmente comprobar. El país estaba en una lucha continua”.
    El 2 de abril de 1976, a instancias de su hija abandona el país y se radica en Argentina donde obtiene la carta de refugiada ante el ACNUR.
    Ese año, en que se inicia la represión contra el PVP en Argentina y Uruguay, vive en Buenos Aires con Ruben Prieto y su familia.
    “Después tenía que volver para Buenos Aires yo, y aguantar a la Tota que ya estaba viviendo con nosotros. Con María Selva, conmigo y con Victoria, que era chiquita, preguntando, tirándome de la lengua, y yo no podía decir a la Tota que veía a Elena, a Elena sí le podía contar de Tota, pero a la vieja de Elena no, porque no lo tenía permitido. Ella si tenía noticias de Elena era por otro lado. No supo hasta después que Elena cayó. No supo que yo la veía.”
    “(...) al principio viví en hotelitos de mala muerte pero después sí me instalé con esa familia. Todo era muy difícil. Te podrás imaginar cómo viví, por ejemplo, aquel 20 de mayo cuando aparecen muertos Zelmar, el Toba y los dos compañeros, William y Rosario. Pasé extremadamente angustiada pensando siempre en los demás. Pensando qué podría pasar con todos los compañeros, sobre todo cuando se podía ver que la represión venía contra los uruguayos y en especial también contra el Partido por la Victoria del Pueblo.”
    Cuando se producen los secuestros de junio y julio de 1976, Tota cumple un papel que posteriormente será muy importante para la ubicación de uno de los dos niños que desaparecen en esos operativos.
    Después de la segunda ola de desapariciones en setiembre y octubre del 76, Tota abandona Argentina por intermedio de Naciones Unidas. Llega a Suecia el 8 de octubre de ese año. Fue alojada en Alvesta y luego va a Estocolmo. Aún no había terminado de instalarse cuando el 29 de octubre escribe una carta al gobierno sueco reiniciando las gestiones por Elena.
    Esa mujer humilde de casi 60 años no podía imaginar entonces los miles de quilómetros que debería recorrer por el mundo, el número de puertas que debería golpear y el fundamental papel que tendría que jugar de futuro.

CAPITULO II DEL LIBRO "Secuestro en la embajada.

II
ELENA


Elena Cándida nació en la ciudad de Montevideo, a la 1.40 de la madrugada, el 9 de setiembre de 1945 y fue secuestrada por la dictadura uruguaya el 26 de junio de 1976, cuando aún no había cumplido 31 años.
El hogar de trabajadores donde se crió estaba constituido por su madre, María del Carmen Lidia Almeida Buela (“Tota”) y su padre Roberto Luis Quinteros Pujadas. Profesó y practicó la religión católica hasta el comienzo de su actividad gremial. Dice su madre: “...ella tenía una buena relación con la religión y seguía todos los pasos que la vida colegial le indicaba, pero cuando terminó cuarto y salió de allí un día Roberto, mi marido, me hace notar que un domingo ella no fue a misa, cosa que hacía siempre desde hacía muchos años. Ahí vimos que ella se desligó de la religión”.

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    Silvia Peyrú, unos años menor que Elena y que también se educó en el colegio de las Dominicas, recuerda a Elena como una niña muy tierna. “No estábamos en la misma clase, nuestra relación era de sentarnos juntas en el comedor del colegio. Allí, evitando la vigilancia de las monjas intercambiábamos la comida según nuestros gustos. Cuando la vigilancia de las religiosas lo permitía, yo le daba el postre y ella me daba el trozo de carne.”
    Luego de recibirse de maestra y cuando cursaba estudios de pedagogía de la educación en la Facultad de Humanidades, conoce a José Félix Díaz Berdayes, con quien se casa el 18 de junio de 1973. Él será su pareja hasta poco antes de su desaparición. De ese matrimonio no existen hijos: “Ellos ya eran pareja en el momento en que Elena es detenida en 1969, y yo ya lo sabía y me parecía bien. Yo no era de esas mamitas bobas que piensan en esas cosas de ‘pureza’ que nada tienen que ver con la vida”.
    En los años sesenta, Uruguay vivía en plena convulsión social con un gran auge de movilizaciones sindicales y estudiantiles –acompañadas de una intensa actividad política– que recibían del gobierno un nivel cada vez mayor de represión. En ese marco, Elena comienza a estudiar magisterio en 1962. A los 21 obtiene el título de maestra. Junto a ella, recién salidos de la adolescencia, surge una camada de activos militantes gremiales y políticos.
    Algunos de esos jóvenes, Elena entre ellos, se incorporarían a la Federación Anarquista Uruguaya (FAU). Desde esa opción libertaria, realiza una activa militancia en la Resistencia Obrero Estudiantil (ROE) y será una de las fundadoras, en 1975, del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).
    Cuando Elena se integra a la FAU, esa organización política cumplía 10 años. En su conformación habían confluido militantes sindicales, barriales, así corno sectores juveniles y estudiantiles que anteriormente constituyeron las Juventudes Libertarias. A la FAU y posteriormente al PVP, Elena entregó sus mejores energías.
    Si bien en sus orígenes la FAU tuvo una clara influencia de la tradición revolucionaria anarquista de Bakunin y Malatesta, su intensa actividad en esos años sufrirá la influencia de otras corrientes de pensamiento y de algunos hechos impactantes a nivel continental, como el triunfo de la Revolución Cubana, a la que le brindará su apoyo crítico.
    La FAU funcionó durante muchos años en un local de la calle Misiones 1280, en la Ciudad Vieja. Por allí, seguramente, pasó muchas veces Elena.
    Desde su condición de estudiante y luego como maestra tuvo también una actividad sindical importante, primero en la agrupación 3 de la Asociación de Estudiantes Magisteriales de Montevideo (AEMM) y luego en el gremio de la Federación Uruguaya de Magisterio (FUM), integrante de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT).
    Sara Méndez, integrante de esa generación, aunque un año mayor que Elena, verá así ese proceso: “Cientos y miles de jóvenes provenientes en su mayoría de corrientes cristianas van a incorporarse a las filas del movimiento revolucionario, aquí y en el resto de América, convencidos de que para terminar con la injusticia social había que cambiar el mundo radicalmente. Y esa convicción de cambio se irá probando en las huelgas, en cada enfrentamiento con las fuerzas represivas, en la prisión que se comenzará a vivir, en la tortura por la que se pasa, o se queda”.
    Hugo Cores, por su parte, expresa: “Conocí a Elena también tempranamente, con esa vivacidad, con esa picardía que después tantas veces vimos reproducida en esa femineidad criolla, un poco socarrona que tenía Tota para tratar a los hombres, a los muchachos. Y que en Elena funcionaba como una expresión de tremenda vitalidad interior”.
    La escalada represiva contra el movimiento popular se inicia a mediados de la década del 60, con la aplicación de las medidas prontas de seguridad por parte del gobierno para intentar neutralizar la creciente capacidad de lucha que se generaba a partir de la unidad del sindicalismo.
    Una de las movilizaciones de los estudiantes magisteriales es recordada por Yamandú González: “Estaban allí, entre otros, Gustavo Inzaurralde, Elena Quinteros, María Esther, Charo y otros y un señor de cabellera abundante y lacia y un bigotito, que compartía animadamente las vivencias de los estudiantes. Recuerdo el rostro grave y alegre de Elena contando sus propias peripecias bajo la atenta mirada del señor de abundante cabellera, que no era otro que su padre. Era poco común ese grado de involucramiento con los avatares de una hija como el que experimentaba Quinteros, a quien vi, en esas y otras circunstancias en el bar que cobijaba a los estudiantes”.
    En abril de 1967, con 22 años, Elena junto a Sara Méndez, Lilián Celiberti, Yamandú González y Telba Juárez, entre otros, participan en la reanudación de las Misiones Sociopedagógicas en el interior rural de Uruguay.
    Celiberti y González recuerdan esa experiencia, que marcó en muchos aspectos a sus protagonistas. “Conocer una realidad de pueblos de ratas, a los niños y sus padres que allí vivían, las dificultades de un maestro para mantener una escuela en un lugar donde se carecía de materiales imprescindibles -nosotros fuimos a Durazno-, significó un shock para quienes recién comenzábamos. Al impacto emocional siguió la reflexión de que para que cambiara había que hacer algo. En mi familia todos eran blancos y el mundo de la izquierda no existía. En ese primer grupo la única militante gremial era Elena. El resto teníamos 'sensibilidades’. Pero la experiencia nos cambió la vida y a fin de año comenzamos a comprometernos gremialmente. Ella tenía 19 años, y yo con mis 16 pensaba que no me daba bolilla. En aquella primera actividad en grupo un día tuvimos que cocinar para los más de cuarenta compañeros y para los maestros que orientaban la experiencia. El menú era polenta, y como no teníamos idea de nada hicimos tanta cantidad que todo se convirtió en un superabundante y compartido fracaso culinario. A raíz de ese hecho perdí parte de mi timidez y logré relacionarme con Elena de igual a igual.”
    “Nadie como el maestro sabe de los problemas de la desnutrición y el hambre de los niños, nadie como él sabe de plagas y enfermedades que se extienden en la población escolar, nadie como él conoce los problemas afectivos y la desestructuración de los núcleos familiares. Por eso los estudiantes magisteriales estuvieron en la primera línea de combate. Eso se daba cuando se juntaban a la realidad esa, que ahí se vivía, una sensibilidad política. La misión en Capilla de Farruco en Durazno, en 1967, fue la primera de una serie de experiencias realizadas por el estudiantado, conjuntamente con los estudiantes del Instituto Normal de Durazno. Y así en los meses de preparación en que íbamos a la escuela de Cuchilla de Machín en las cercanías del Sauce, estuvo Elena compartiendo músicas y bailes y su famoso fainá de queso confeccionados por la Tota. Los intentos de aprender a andar a caballo, las tareas diarias que nos acercaban en cierto modo a los objetivos de la misión, las visitas para conseguir artistas que participaran en los festivales que organizábamos, las trabajosas gestiones para los diversos asuntos que hacíamos en Montevideo, en fin, tenían a Elena como una de sus protagonistas. Fueron años en que su presencia y compromiso alimentó al colectivo de los estudiantes de Magisterio. Elena no era brillante, pero siempre estaba.”
    El hogar de las Quinteros en la calle Municipio era un lugar de encuentro y donde comúnmente funcionaba la agrupación de Magisterio integrada entre otros por militantes de origen cristiano y anarquistas como Gustavo Inzaurralde. Recuerda Luis Presno: “Elena era profundamente cristiana. El anarquismo fue siempre muy poroso con relación al cristianismo. Si hablabas de Dios o de religión, no te decían que eras reaccionario. Elena tenía, al igual que el anarquismo de la FAU, un sentido ‘misionero’. No mesiánico. Misionero en el sentido de exigir sacrificio, austeridad. La tarea política era ‘evangelizadora’, de ‘conquistar almas”.

    Relata Celiberti que la casa de Elena pasó a convertirse en un verdadero refugio para ellos. “No teníamos con nuestros padres el espacio que necesitábamos. Ni yo ni Sara Méndez, por ejemplo, podíamos realizar en nuestras casas ese tipo de reuniones de búsqueda política y gremial en las que nos pasábamos el tiempo tirados en el piso, conversando, debatiendo, pensando. Eran reuniones afectivas, de jóvenes que junto a la discusión gremial y política intentaban generar una nueva cultura. La búsqueda de alternativas iba desde la poesía a la literatura, al cine –aquí con una preocupación especial por parte de Gustavo, que orientaba en parte esas actividades–, a la lectura de libros políticos, a visualizar la creación de un hombre nuevo. La casa de la calle Municipio fue indispensable para que el grupo funcionar”.
    Tota pasó a ocupar un papel importante para esos jóvenes. ¿Cuál era el encanto de la casa de la calle Municipio? Celiberti responde: “Yo no podía decirle a mamá que era un espacio donde me sentía libre de todos los condicionamientos familiares. Con mis 17 años, había cosas que no me animaba a hablar con mi madre, pero sí podía conversar con Tota. Además, en esa casa se producía, en grupo, un crecimiento personal”.
    Ya como maestra, Elena comenzó a trabajar en una escuela de un barrio periférico de la ciudad de Pando, en el departamento de Canelones. Debía levantarse a las seis de la mañana para recorrer los 20 quilómetros que la separaban de la escuela, pero las reuniones de la agrupación continuaron en su casa hasta altas horas de la noche. Por esa época la actividad política y gremial le insumía muchas horas, a las que se agregaban los cursos en Humanidades.
    Cuenta Sara Méndez que el cansancio y el sueño de Elena por las mañanas hacían que se escuchara la voz potente de su madre: “¡Por favor, Elena, despertate!. ¡Te vas a quedar sin trabajo, de qué vamos a vivir, Elena!”. El hogar se sostenía económicamente con el sueldo de Elena como maestra y el aporte de una pequeña pensión por el fallecimiento del esposo de Tota, más los ingresos que ésta percibía por corregir deberes del colegio de las Dominicas. En la casa no sobraba el dinero, más bien escaseaba. Pero lo que había se compartía, recuerda Méndez: “Nosotros éramos jóvenes y si llegábamos sobre todo de una pegatina o de una pintada, veníamos siempre muertos de hambre. Tota nos preparaba guisos o sopas y comíamos todo lo que encontrábamos. A veces algunos traíamos de nuestra casa un paquete de azúcar o de arroz, pero en realidad, como buenos estudiantes, nunca teníamos un peso, aunque en casa no nos faltara la comida. El problema era que nadie, sobre todo las mujeres, podía volver a su hogar de madrugada. Nuestros padres ni siquiera soñaban que salíamos de pegatina y pensaban que nos reuníamos solamente para estudiar”.
    El 68 uruguayo se manifestó también con un incremento de las luchas obreras y estudiantiles, en las que Elena y sus compañeros se multiplicaban para expresar en los muros de Montevideo, en los actos, en las movilizaciones relámpago, en las pegatinas reclamando la libertad de los presos, que por esos días poblaban los lugares de detención.
    El gobierno de Pacheco trajo un significativo incremento en los niveles de represión. Se producen asesinatos de estudiantes y trabajadores, los primeros secuestros con la entrada en acción del Escuadrón de la Muerte, hay cientos de detenidos por medidas prontas de seguridad, atentados contra locales políticos, asesinatos y torturas. Las luchas gremiales de los estudiantes de Magisterio, en la que Elena era un elemento muy activo y dinamizador, no se limitaban al derecho a ingresar al Instituto Normal con pantalones, incorporaban el cuestionamiento de algo que hasta ese momento era considerado una razón de ser de quienes seguían esa carrera: el ser maestra “como apostolado”. Comenzaban a cuestionar todo un orden social, y con ello pautas de comportamiento de todo tipo. En ese marco la militancia estudiantil, social, política, que desarrollaba Elena era un proyecto de vida, de compromiso.
    Sara Méndez evoca ese período en que: “Creíamos que la revolución estaba a la vuelta de la esquina, nuestra vida se identificaba con la revolución. El objetivo era lograr el cambio social lo más rápido posible y el resto se subordinaba a eso, aun si nos gustaba aquello para lo que nos estábamos formando. Elena sentía la vocación de maestra, pero la revolución primaba”.
    Elena se constituyó en punto de referencia para todas sus compañeras, según recuerda Celiberti: “Porque además demostraba un gran tesón y esa voluntad de estar en todo. Fumaba mucho y dormía poco. Era muy alegre y testaruda y no le resultaba un problema que su casa fuera siempre ese caos absoluto en donde llegabas y no sabías con quién te ibas a encontrar. Si había pegatina estaba repleta de gente, de baldes para el engrudo, de murales y brochas por todos lados. Ella lo vivía como parte de su vida. Y veía que para su madre ella era todo. No debía ser sencillo para Elena, hija única, asumir la responsabilidad de tener una madre que vivía pendiente de ella”.
    El 16 de noviembre de 1967 Elena fue detenida por primera vez, junto a Gustavo Inzaurralde, Yamandú González y Lilián Celiberti, y es liberada al otro día. Méndez recuerda así esa primera experiencia ante la represión: “Elena, una vez que fue citada al ser detenido Gustavo, se bañó, se vistió despacio, se pintó con cuidado frente al espejo. Yo la miraba inquieta y le pregunté cómo no estaba nerviosa. Ella me respondió que lo estaba y mucho, pero que debía aparentar tranquilidad. Era de personalidad fuerte y brindaba confianza a los demás. Ese período fue de mucho desgaste para Elena por la militancia, y para Tota, porque aumentaba su nerviosismo”.
    La incorporación de Elena a la actividad política en la FAU motivó su paulatino alejamiento de las actividades gremiales.
    El 16 de julio de 1969 hacía frío, un comando de la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales (OPR 33) ingresó en el Museo de la Casa de Juan Antonio Lavalleja, de donde se llevó la bandera de los Treinta y Tres.
    El 8 de octubre de 1968, cuando el MLN toma la ciudad de Pando, Elena es sacada encapuchada de la escuela cercana donde trabajaba.
    El 22 de octubre de 1969, con 24 años, Elena es nuevamente detenida en un allanamiento efectuado en la finca de Calderón de la Barca 1953, donde vivían Carlos Hebert Mejías Collazo y su compañera América García Rodríguez. Esta vez es procesada, así como su compañero José Félix Díaz, Mejías Collazo, Jaime Machado Ledesma y América García Rodríguez: “Es detenida en relación a un laboratorio que se había montado allá por Colón a cargo de dos compañeros, Mejías Collazo y América García. Lo que ocurrió fue que habían allanado la casa y aquella pareja, junto a José Díaz Berdayes, fue detenida. Montaron una “ratonera” y Elena es apresada cuando llega. Allí la procesan y la llevan a la cárcel de Cabildo”.
    Estando Elena en la cárcel, el 8 de marzo de 1970 se produce la fuga de 13 de las mujeres recluidas en dicho establecimiento. Elena y América García no se fugan, en razón de que para ambas era inminente su liberación. De inmediato fueron trasladas a Cárcel Central.
    Su permanencia allí se extiende algo más de lo esperado. En tanto, algunas de las mujeres fugadas de Cabildo son recapturadas y recluidas también en Cárcel Central. Es allí donde la conoce Sonia Mosquera, integrante del MLN detenida en esos días. “Establecimos una relación muy interesante, porque a Elena le encantaban los chiquilines y Adolfito, mi hijo, iba todo el día, una vez por semana, y se quedaba conmigo todo el día, conmigo y con todas, porque era un lugar muy chiquito. Adolfito en esa etapa hizo como un retroceso. Él ya estaba para caminar, pero hizo un retroceso y dejó de caminar. Entonces, me acuerdo que con Elena tratábamos de hacerlo caminar. Ella se ponía de un lado y yo del otro, a esa hora del recreo en la azotea. Él empezó a caminar ahí, con nosotras, en ese lugar, la cárcel. Elena tenía un ‘filin’ muy grande con el nene, con Adolfito. Y él también, porque claro, éramos muchas mujeres, tampoco era cuestión de que estuviera con todas.”
    A mediados del año 70 Elena participa con las demás presas de Cárcel Central en una huelga de hambre. Sigue Mosquera: “Después nos trasladaron de ahí a Cabildo, en junio o julio del 70 -no me acuerdo exactamente-, porque hicimos una huelga de hambre, por las condiciones. Cada vez éramos más y el lugar era muy chico. A raíz de eso nos trasladaron a Cabildo nuevamente. Teníamos habitaciones colectivas, eran dos. Una era muy grande, con muchas cuchetas. Y había otra, que le llamábamos el cuarto chico, donde había menos. Yo estaba al lado de la cama de Elena”.
    En Cabildo Elena recibía las visitas infaltables de Tota y de Robertito, un chico que ella y su madre criaban. “Elena tenía visita con Robertito, que nunca se quedaba todo el día. Algunas veces entraba el día de visita de niños y de repente se quedaba dos o tres horas, porque era fatal. Me parece que Elena decía, bueno unas horas, no más y allí lo iba a buscar la Tota. Yo ahí conocí a la Tota, en ese momento”, cuenta Mosquera, y agrega: “Yo me acuerdo que Elena estudiaba, hacía manualidades, jugaba al vóleibol. Era una gurisa que tenía buena relación con todo el mundo, muy tierna, muy simpática, como muy ‘maestra’, también. Cuando esas visitas en que venían todos los gurises –venían el mismo día– usábamos el patio grande y allí ella organizaba juegos para los chiquilines”.
    Durante el tiempo en que estuvo presa (casi un año) fue un referente de su grupo político, especialmente para las militantes presas de otras organizaciones. Testimonia Mosquera: “La que siempre iba a hablar con ellas en función de decisiones que se daban por grupo político, era yo. Y hablaba fundamentalmente con Elena. Era con la que más me entendía. Se dio una relación muy linda, que me hubiera gustado continuarla, o verla después. Después no la vi más”.
    El 16 de octubre de 1970 Elena fue liberada. “Yo viví la libertad de ella. Me acuerdo cuando la firmó, cuando la llevaron al juzgado. Ella la estaba esperando desde hacía tiempo. Pensábamos, ella también, como que la fuga había retrasado muchas de las libertades que estaban para firmarse. Como que en los juzgados habían metido los expedientes en los cajones. Pero de alguna manera, todavía funcionaba la justicia civil y tuvieron que empezar a dar esas libertades que estaban pendientes. Elena fue la primera compañera que salió en libertad, después del traslado a Cabildo. Fue la primera libertad que yo vi, estando presa. Por eso me quedó tan marcada. Ahí estaba la Tota esperándola. Cuando alguien se iba en libertad, le venían a avisar, así que ya sabíamos desde antes el día que se iban. Ella sabía que se iba ese día y que se iba de tarde, además. La policía femenina que era la que nos cuidaba, estaba siempre como comunicándote: ‘Ya está tu familia’, ‘En poco tiempo, aprontate”. Nos despedíamos, cantábamos, les cantábamos. A Elena le cantamos una canción, que le cantábamos generalmente a las compañeras anarquistas. Era una viaja canción del anarquismo español... Me acuerdo de la cara de ella cuando salió. Nosotros nos quedábamos en el patio. Ese patio estaba cercado por una reja. No era una reja desde abajo, sino que era un muro no muy alto y desde allí salía la reja para arriba. Ella atravesaba esa reja y después había una puertita, y una vez que atravesaba esa puertita no las veías más. Yo me acuerdo que Elena iba hacia la puerta y volvía hasta la reja, iba hasta la puerta y volvía...”.
    Recobrada la libertad, Elena nuevamente va a vivir con Tota. Luego de pasar por una casa de la calle Carreras Nacionales, en enero de 1971 Tota, Robertito y Elena se mudan a la calle Escalada 4101 en el Prado, cerca de Magisterio, donde había quedado una casa libre que ocupaba el “Santa” Romero y su compañera Nelly Roverano. Allí vivirán los tres hasta que en 1973 Elena se casa y pasa a vivir con sus suegros.
    Por esa casa pasó mucha gente. Rubén Prieto recuerda: “Estuvo Luis Presno un tiempo ahí, después de un accidente grave que tuvo en la ONDA, con una pierna partida en ocho o diez pedazos, y la Tota lo cuidaba. Y los rezongos de Elena con la Tota, porque a la Tota no había quien le hiciera aplicar criterios de seguridad. Ya Elena había estado presa, ya se cuidaba más, aunque siempre fue cuidadosa y discreta y prolija para su actividad. Elena era una hormiga, una hormiga discreta, una hormiga conspirativa, una hormiga que cualquier tarea se le podía confiar que se sabía que la iba a llevar adelante”.
    Elena vuelve a desempeñar sus tareas como maestra en la misma escuela en la que anteriormente había trabajado, donde es recibida con júbilo por niños y vecinos de la zona.
    La relación de Elena con Sara a partir de 1971 dejó de ser tan asidua: “Ya en la década del 70 nos vemos poco, se queda en mi casa en algunas oportunidades y pasamos juntas unas vacaciones en La Paloma en el 71, que interrumpe los fines de semana para ver a su compañero que estaba retenido en Punta Rieles”.
    Ese año es nuevamente detenida: “...cuando vinieron los cañeros de UTAA en abril de 1971, año electoral, para participar del Primero de Mayo, y acamparon allá en Cerro Norte, Elena salió a recibirlos junto a muchos compañeros. Detuvieron el camión donde iban y allá marcharon detenidos” .
    El 26 de noviembre de 1972 es nuevamente detenida en averiguaciones por la seccional 12 de Policía.
    En esos años, la militancia gremial llevó asiduamente a Elena al sindicato de FUNSA donde, entre otras cosas, se hacían las reuniones de familiares de presos políticos y se preparaban los paquetes que después se llevaban a las cárceles.
    La FAU había sido ilegalizada en diciembre de 1967 y recién a comienzos del año 1971 es nuevamente legalizada. El período previo a las elecciones del 71 es de intensa actividad para la ROE: conflictos en la enseñanza, la salud, en la empresa Ghiringelli, en Tem, en ferroviarios y otros consumen los esfuerzos de los militantes sindicales y de las agrupaciones estudiantiles. La creación del Frente Amplio y el tiempo de elecciones conmueven la estructura del movimiento popular. La legalidad motiva la suspensión de algunas formas de comunicación y de difusión de ideas de la FAU, que constituyeron durante esos años el centro de una actividad de desarrollo de la organización política.
    El golpe de Estado del 27 de junio de 1973 sumerge a Elena en la organización de la resistencia que se manifiesta en la huelga general. Posteriormente trabaja en la reorganización clandestina del activo militante que permanece aún en el país. Luego participará en un largo proceso de conformación de una nueva organización política, lo que la obliga a desplazarse asiduamente entre Uruguay y Argentina.
    El 5 de mayo de 1975, en el marco de un nuevo embate represivo contra su organización, Elena y José Félix Díaz son requeridos por la dictadura y se trasladan a Buenos Aires: “Los van a buscar a los dos pero ellos ya estaban protegidos en otras casas y allí yo no sé bien en qué momento viajan a Buenos Aires con otra identidad”.
    Elena parte a Buenos Aires con documentación falsa en un vuelo de PLUNA. Antes de partir pasa unas horas en la casa de Teresa y desde allí se va sola al aeropuerto de Carrasco.
    El 24 de junio de 1975 es destituida de su cargo como maestra.
    Una vez en Buenos Aires, se suma a Elba Rama y Blanca Clemente –otras dos integrantes del PVP que debieron exiliarse en Argentina– que vivían en una pensión, en el barrio de San Telmo. Allí vive hasta setiembre de 1975.
    En los primeros meses del 76 regresa en forma clandestina a Montevideo. Su compañero, que también lo hace, compra bajo otra identidad un apartamento en la calle Massini 3044, donde Elena vive hasta su detención: “...pero te puedo decir que en los primeros meses del 76 ya estaba acá. En realidad hubo un primer repliegue de muchos a la Argentina pero Elena volvió enseguida para acá”.
    El 2 de abril de ese año, después de varios encuentros con Elena, Tota viaja a Argentina: “Mi salida fue más que nada a pedido de Elena. A principios del 76 tuvo lugar ese encuentro que te refería y me dice que cruce al vecino país”. ¿Dónde se encontraban acá en Montevideo? “Y, en muchos lugares. En boliches. Me acuerdo, sobre todo, de la confitería Bonilla y también me acuerdo de El Buzón, porque fue el último almuerzo que hice con ella... fue la última vez que vi a Elena.”
    A mediados de mayo de 1976, en un café de la calle Rivera, Elena y Teresa escuchan la información sobre el asesinato de Michelini y Gutiérrez Ruiz en Buenos Aires.
    Hasta su secuestro, Elena, además de sus tareas militantes, hacía visitas periódicas a lo de Teresa, mantenía su pasión por el cine y por las rosas color té.
    Unos días antes de su secuestro, una tarde lluviosa y fría, Elena va al cine a ver “Tarde de perros”. Al salir llama a su amiga y le comenta que con gusto iría para allí a tomar mate y comer tortas fritas.